28 de febrero de 2011

La disciplina



Para caminar destino a los sueños es necesario adquirir cierto grado de disciplina, entendiendo por ello seguir sin prisa pero sin pausa marcando el paso hacia nuestras metas. Una de las actitudes que más ayuda  es el plantearse metas realistas,  porque en oportunidades para culpabilizarnos colocamos metas prácticamente inalcanzables, la idea es que para lograr los grandes sueños se necesita establecer estrategias  eficientes que hagan que nuestro desempeño sea constante y que implique pequeños logros cada día.

Quizás por tener una mente bastante estructurada se me haga un poco más sencillo el planificar, pero cada uno de nosotros puede colocar bases sólidas donde puedan sostenerse sus metas con los bloques de sus ideales, porque la vida se trata de un hermoso juego y obviamente la idea es ganar. Pero no se trata de ganar algo lejano por el contrario es ir en el día a día planteándonos pequeños objetivos y al final del día premiar nuestro esfuerzo, no es necesario compartirlo con otras personas porque al final la idea es aprender a darse auto soporte, y nadie más que nosotros  mismos puede saber como felicitarnos por nuestros logros, es muy importante que el premio no sea contrapuesto a nuestras metas, por ejemplo si lo que deseamos es perder peso es absurdo que el premio sea un rico y gran pastel.

Siempre afirmo que las leyes universales se adaptan a un nivel macro y a un nivel micro, entonces si nuestro cuerpo tiene una estructura determinada como son los huesos, me pregunto ¿por qué muchos de nuestros pensamientos tienen una estructura desconocida?, disfruto mucho leyendo la vida de personas a las cuales admiro y ver como fue su proceso de creación y de vida y en todos observo como característica principal la disciplina, pero como no serlo si esta palabra viene del latín “discipulus” en el sentido del orden necesario para aprender. Y para alcanzar la maestría en algo se hace necesario seguir un orden determinado, es muy simple no se empieza a construir un edificio por el techo, es importante que antes de plantearnos nuestras metas se preste atención a los  materiales básicos  que no son más que nuestros valores y principios.

Y para ser más consecuente y perseverante cuando nuestras fuerzas faltan, se puede  invocar a Dios para que nos apoye y nos enseñe a tener su orden perfecto de las cosas, con la suficiente flexibilidad sin descuidar la disciplina, siendo los “discípulos” de su amor .

Con amor… Luz

19 de febrero de 2011

Una mente serena

Me sorprende mucho el que hoy día se  vea a la mente como nuestra enemiga, causante de todos nuestros males y pesares…cuando en realidad no es más que nuestra aliada en nuestras creaciones, está sujeta a nuestra voluntad; aunque claro es más fácil seguir buscando a quien culpabilizar y como ahora andamos en el “camino espiritual” ya no podemos achacar la culpa a otros, y allí surge la sombra de la mente como una excusa más para seguir siendo la victima. Pero ¿Bajo el servicio de quién se encuentra tu mente? ¿Eres tú el pensador?

Buscamos continuas maneras de aquietar la mente (meditación, oración, mantras, mudras y un sin fin de nuevas técnicas) y no dudo que de alguna manera nos ayuden a sentir algo de paz;  a mi personalmente me fascina tanto meditar como orar… sin embargo no lo uso para aquietar mi mente, por el contrario voy a ello desde la serenidad de mi mente, cuando emerge alguna sensación en mi experiencia recurro desde esa paz a ir al centro de mi sol interior.

La mayor guerra la vivimos interiormente… e insistimos en estabilizar, aquietar, acallar la mente, dejarla en reposo, pero ¿acaso eso es vida?, ¿dónde queda aquello de que la vida es movimiento?. La idea no es tener una mente reprimida, por el contrario es dejar que vuele dirigida por nuestra voluntad y es justo ello los que nos martiriza porque es más fácil evadir nuestra responsabilidad.

Recuerdo que en un momento de mi vida pase por ello, constantemente procuraba domar los caballos de mi mente, un buen día empecé a comprender ciertos principios universales y de pronto la lucha interior ha ido desaparareciendo… ahora he aprendido a respetarme más porque comprendo lo que me ocurre, reconozco mis circunstancias y desde allí es fácil serenarme, porque me pongo en contacto con la única verdad posible… mi divinidad.

Sólo colocando luz  de amor en nuestro corazón se puede llegar a la comprensión de La Verdad y al comprenderlo la serenidad o la verdadera quietud de mente llega y esta para nada implica represión… por el contrario ya mi mente dirigida por una voluntad elevada va fluyendo libremente por el puente de luz que se abre ante la fuerza de la verdad del amor de mi Dios interno.

Y la voluntad que digo no está dirigida por ningún deseo por el contrario, es una conexión con la vida es un movimiento desde la quietud de mi esencia por reconocer lo que soy en realidad y no intentar ser algo diferente.

La comprensión deriva de una quietud de mente, entonces el camino más seguro para llegar a nuestra serenidad interior es ir caminando a  nuestro interior sin juicios, ya no es necesario retirarme de la  vida  activa, debido a que  la serenidad de la mente llega tan sólo cuando no hay proceso de aislamiento, y sí completa comprensión de todo el proceso de la vida de relación.  El mantener nuestra mente en una continua acumulación (recuerdos, viejas heridas, represión de movimiento) nos sumerge en  una  neurosis por falta  de un contacto real con nosotros mismos, buscando aquietar algo que tiene por naturaleza el movimiento.

Cuando nuestros pensamiento se silencian paradójicamente es cuando nuestra mente está más activa, la única diferencia es que desaparece la proyección de pensamiento, debido a que los recuerdos grabados en nuestra memoria empiezan a desaparecer y solo en esa serenidad descubrimos la paz de Dios.

Con amor… Luz


El perdón


“El que es incapaz de perdonar es incapaz de amar”.(Martín Luther King)



El vivir gran parte de nuestra vida llenos de resentimientos y de juicios, baja nuestro sistema inmunológico porque nos llena de culpa… en el fondo de nuestro Ser una pequeña luz brilla, recordándonos nuestra  verdadera naturaleza divina.

Vivir en la crítica tanto de nosotros mismos como de otros, deja un camino de conflictos internos, viviendo en lo que parece ser una pesadilla… al final todos nos hemos mantenido soñando y si bien es cierto que para salir de allí necesitamos redireccionar el sueño, haciendo que surja una palabra que reconozco no es aún bien entendida… el perdón.

Desde mi punto de vista el perdón es un proceso de des-hacer el pensamiento erróneo, de soltar los juicios y de transformar nuestra percepción, reconociendo la perfección en cada circunstancia y en cada ser que habita este planeta. Obviamente no es nada sencillo, porque al reconocer la inocencia del otro es  ya imposible el jugar a la victima.

Cuando nos atascamos en resentimientos, establecemos un vínculo que nos mantiene unido a otra persona y que impide el flujo natural del amor, dejamos nuestra energía en la otra persona… se establece un vínculo profundo por donde perdemos energía vital, permitiendo que el dolor, el trauma y el sufrimiento se haga presente y como todo en la vida es cuestión de elección, se puede abrir la puerta al perdón  y elegir accionar en función del amor.

Perdonar no es más que percibir nuestra inocencia y la del otro,  es un poco darnos cuenta que no hay nada que perdonar… es reflexionar que la vida no es más que un constante aprendizaje y que no existe ninguna experiencia buena, ni mala. Simplemente nos estamos re experimentando y creamos las situaciones que nos permiten avanzar, la idea es ir  colocando todo en perspectiva donde reciba suficiente luz.

El ver cada experiencia de nuestra vida como una oportunidad para amar de mejor manera, coloca luz en situaciones dolorosas… el reconocer que el mantenerme herido y lleno de rencor, daña tanto mi cuerpo físico, como mi mente, seamos más sensibles a la esencia del otro, afinemos nuestros sentidos y veamos su corazón… es un gran alivio el observar a mi hermano o mi mismo puros e inocentes como niños, cuando “siento o percibo erróneamente” que el otro “me ataca o me hiere”, lo transformo en mi interior inmediatamente en un niño amoroso y busco la luz saliendo de su corazón, algunas veces se me hace más sencillo que otras, pero nada más tener el deseo de hacerlo es una hermosa experiencia.


El perdonar en oportunidades nos coloca en una posición superior, al ser tan magnánimo para hacerlo… he descubierto que no es más que una palabra que implica reconocer la naturaleza divina en cada situación y no es más que otro sueño más  de esta absurda realidad que llamamos vida, el día que día que dejemos que el amor llene todo nuestro ser y todas las circunstancias, llamaremos a Dios en cada uno de nuestros actos y no usaremos cadenas de fuego  para anclarnos a los otros, porque despertaremos de la pesadilla de ser heridos y ofendidos. Y obviamente no lo hacemos por el otro, al final lo más beneficiados somos nosotros mismos, al ir ligeros de equipaje, reconociendo el verdadero significado de la libertad



Con amor…Luz







14 de febrero de 2011

Día del amor

“El amor no es una cosa de la mente. Y solo cuando está de veras quieta, que no espera nada, ni pide ni exige ni busca ni posee, cuando ya no tiene celos ni temor ni ansiedad, cuando está realmente en silencio, sólo entonces es posible el amor”. (Krishnamurti)

Hoy en muchos lugares se celebra el día del amor y de la amistad, durante mucho tiempo creía que era un día comercial… pero luego observe que si bien es cierto que todos los días se puede celebrar ese día, muy poco de nosotros apreciamos el amor en nuestra vida y obviamente esté nos es dado a raudales, simplemente no lo apreciamos porque perdemos el valor de las cosas sencillas, porque esperamos un amor determinado y justo de la manera que mis deseos infantiles lo desean.

El verdadero amor no se busca… simplemente se descubre en la cotidianeidad, en una mirada, en los rayos del sol, en una suave brisa, en el silencio, el sentirnos bañados del amor de Dios es una de las experiencias más hermosas que pueden existir, perdemos gran parte de nuestra vida en la búsqueda de un amor exterior cuando yace dormido en nuestro interior.

Reconozco que el amor es lo más sencillo de vivenciar si nos ponemos en contacto con nosotros mismos, al acudir a nuestro espacio interno descubriremos que el amor brota de nuestro interior a raudales pero para ello requerimos una gran dosis de auto aceptación, de romper  falsas creencias que durante toda nuestra existencia nos han victimizado y que nos impiden despertar a nuestra verdadera esencia.

Desde mi punto de vista para que un mundo material se pueda sostener es necesario que sigamos creyendo que existe una formula mágica para conseguir el amor y así ir cubriendo nuestra ilusión de necesidad con medios del entorno… el camino más directo de encontrar el amor es ir hacia adentro y luego cuando logremos sentir el silencio del vacío, descubriendo que con cada respiración volvemos a encontrar el amor y surge en nosotros un profundo agradecimiento.

El reconocimiento de nuestra esencia amorosa, nos ayuda a transformar nuestras perspectivas de vida porque ya se deja de competir y de luchar, aprendemos a fluir y sobre todo a aceptar. Descubriendo la belleza de cada realidad que nos creamos y sobre todo observamos el amor en todo los que nos rodea, porque vamos comprendiendo que el mismo solo se refleja de mi interior al exterior.

El ofrendar nuestra vida para amar es el mayor regalo que le podemos otorgar tanto a Dios como a sus representaciones aquí en la tierra, vivamos de tal manera que cada uno de nuestros actos sea de rendición para con nuestra divinidad y la de los otros.

El amor implica un todo, cuando decidimos amar al otro lo amamos con lo que es, lo que fue y lo que será, es con esta mentalidad dónde podemos alcanzar los niveles más altos del “no resultado” y el amor verdadero implica una profunda compasión… en otras palabras percibimos pasión en todo… recuerda que la mejor manera para celebrar el día del amor es colocándole pasión  y entusiasmo a todo lo que haces, porque tienes plena conciencia que no lo haces por ti, sino por Dios…

Con amor…Luz