13 de diciembre de 2010

Venerar a la Pareja


Hoy he estado pensando en el compromiso que se asume al tener una relación de pareja… ¿realmente estamos con una persona a la cuál admiramos?... me llama mucho la atención que tantas veces se nos pasa por alto que el amar implica admiración por lo que es el otro y una profunda veneración, es probable que se entienda poco esta palabra sobre todo en el contexto de una relación de pareja… según el diccionario de la real academia significa (Respetar en sumo grado a alguien por su santidad, dignidad o grandes virtudes, o a algo por lo que representa o recuerda, dar culto a Dios, a los santos o a las cosas sagradas) y me pregunto ¿qué puede ser visto como más sagrado que esa pareja a la cual decidimos entregarnos y amarle?…


Obviamente al reconocerme como un Dios o una Diosa, mi pareja no puede ser menos que mi igual… entonces lo mínimo que puedo hacer es Venerarla con todo lo que implica… el sentir una profunda admiración por el otro es un acto hermoso y nos llena de profunda satisfacción y nutre constantemente una relación de pareja, tanto de un lado como de otro. El sentimiento es tan fuerte que regala tanto al que venera como al que recibe, porque abono el terreno constantemente donde estoy en un paraíso… sin pensar recibir una recompensa, sólo porque me nace espontáneamente… es algo que surge genuinamente de mi esencia… no es más que la afirmación de “mi luz reconoce la luz que hay en ti”.

Normalmente cuando se inicia una relación surge una aparente “veneración”, pero luego tiende a desaparecer debido a las falsas expectativas que colocamos en el otro… ocurre que en oportunidades las mismas cosas que un día admiramos luego nos desquician… al ver al otro como un ser en constante evolución, como una semilla de Dios, comulgo con ella para adorarla… para entusiasmarme con sus ideas, porque estoy llamada a ser su “ayuda idónea”, reconociendo que al potenciar al otro sólo lo hago conmigo mismo porque somos UNO en Dios.

En el mundo tan competitivo en el que vivimos se nos hace relativamente difícil reconocer las potencialidades del otro, pero ya es hora de hacer de nuestras relaciones de pareja un “santo templo de adoración”… al rendirme y venerar jamás me humillo por el contrario reconozco con humildad mi verdadera esencia amorosa…

Cada día en vez de dejar que el otro “haga cosas” para que yo lo admire… busquemos nosotros mismo características de él o ella que nos haga rendirnos de admiración, busquemos en la profundidad de su ser y potenciemos dichas características, tengo la seguridad que cada día descubriremos nuevas razones para amar a esa persona que está a nuestro lado…

Es increíble lo que puede hacer una mirada de amor, la magia de enamorarnos cada día no es utópica… por el contrario es un hermoso viaje que decidimos emprender cada día con valentía, el error es que muchas veces tenemos fuertes expectativas en el otro y no dejamos que fluya su verdadera esencia, al querer transformarla y modificarla a nuestro antojo ¿es realmente amor el querer que el otro cambie para yo admirarle?...

También reconozco que es imposible venerar al otro cuando somos incapaces de sentir la mínima admiración por nosotros mismos… aunque también reconozco que uno de los mayores sueños de nuestra especie es el vivir en parejas siendo felices… el camino es sencillo…si tan sólo redescubres con cada amanecer el sol que vive dentro de tu pareja y te maravillas ante su majestuosidad…

Con amor… Luz

3 comentarios:

Antonio dijo...

Que bonita entrada escribiste! Amar y venerar a nuestra pareja es la más dulce rendición en donde no perdemos nuestra esencia ni nuestra individualidad por el contrario, nos potenciamos y con la suma de nuestros aportes construimos ese Templo Sagrado de Amor. Gracias por tus palabras tan sabias y bellas!

Antonio dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=0A-FL2f2fQI&feature=related

Anónimo dijo...

Gracias Luz...justo lo que necesitaba leer:)
un abrazo!