“Nadie es libre si no es dueño de sí mismo” (Epicteto)
Durante gran parte de mi vida fui una gran defensora de la libertad, me negué durante un tiempo a tener pareja por no perderla… era mi estandarte y en consecuencia lo que generaba más tensión en mi relaciones de pareja… hoy día me doy cuenta que no eran más que excusas para mi falta de compromiso…
La verdadera libertad reside en el corazón de cada uno de nosotros y el entorno no ofrece resistencia a ello, a menos que nosotros tengamos un conflicto interno con la responsabilidad del compromiso… cuando estamos dando en libertad, disfrutamos completamente porque nos sabemos parte del todo… reconocemos que no hay distancias entre “mi territorio” y el del otro… por el contrario entiendo que sólo hay espacio común entre ambos.
Es un mito muy extendido el de amar en libertad, jamás nada ni nadie es una amenaza para mi libertad… el afán de poseer o ser poseído es sólo es una ilusión en la que todos de alguna manera nos encontramos inmersos y obviamente lo usamos para perpetuar la ilusión de “nuestra individualidad” y no se trata de perdernos en el otro, más bien es ser en y con el otro… es reconocerlo como parte de mi, en armonía perfecta puedo ser yo misma y también aceptar al otro.
Cuando me mantengo en mi centro y me doy constantemente de corazón, no hay libertad que reclamar porque ésta es inherente a mi alma… la reconozco en mi misma, mis pensamientos, mi corazón están unidos a toda criatura viviente ¿Qué libertad puedo exigir?... nuestra alma adolescente reclama individualidad, cuando realmente en mi esencia soy la libertad del amor mismo y brota por cada poro de mi ser y el otro sólo danza conmigo la melodía universal de comunión…
Sólo nosotros mismos nos encarcelamos con la falta de compromiso para con la vida, siempre las personas a mi alrededor sentirán deseos de poseer si no soy capaz de darlo todo en cualquier tipo de relación que establezca con el otro… en la medida que sea capaz de rendirme al sentimiento natural del amor, en esa medida volaré alto con las alas libres de mi alma…
Si logro encontrarme a mi misma en el centro de mi ser es imposible que pierda libertad comprometiéndome en y con el otro… que al final sólo lo hago conmigo misma y con Dios…
Con amor…Luz
Durante gran parte de mi vida fui una gran defensora de la libertad, me negué durante un tiempo a tener pareja por no perderla… era mi estandarte y en consecuencia lo que generaba más tensión en mi relaciones de pareja… hoy día me doy cuenta que no eran más que excusas para mi falta de compromiso…
La verdadera libertad reside en el corazón de cada uno de nosotros y el entorno no ofrece resistencia a ello, a menos que nosotros tengamos un conflicto interno con la responsabilidad del compromiso… cuando estamos dando en libertad, disfrutamos completamente porque nos sabemos parte del todo… reconocemos que no hay distancias entre “mi territorio” y el del otro… por el contrario entiendo que sólo hay espacio común entre ambos.
Es un mito muy extendido el de amar en libertad, jamás nada ni nadie es una amenaza para mi libertad… el afán de poseer o ser poseído es sólo es una ilusión en la que todos de alguna manera nos encontramos inmersos y obviamente lo usamos para perpetuar la ilusión de “nuestra individualidad” y no se trata de perdernos en el otro, más bien es ser en y con el otro… es reconocerlo como parte de mi, en armonía perfecta puedo ser yo misma y también aceptar al otro.
Cuando me mantengo en mi centro y me doy constantemente de corazón, no hay libertad que reclamar porque ésta es inherente a mi alma… la reconozco en mi misma, mis pensamientos, mi corazón están unidos a toda criatura viviente ¿Qué libertad puedo exigir?... nuestra alma adolescente reclama individualidad, cuando realmente en mi esencia soy la libertad del amor mismo y brota por cada poro de mi ser y el otro sólo danza conmigo la melodía universal de comunión…
Sólo nosotros mismos nos encarcelamos con la falta de compromiso para con la vida, siempre las personas a mi alrededor sentirán deseos de poseer si no soy capaz de darlo todo en cualquier tipo de relación que establezca con el otro… en la medida que sea capaz de rendirme al sentimiento natural del amor, en esa medida volaré alto con las alas libres de mi alma…
Si logro encontrarme a mi misma en el centro de mi ser es imposible que pierda libertad comprometiéndome en y con el otro… que al final sólo lo hago conmigo misma y con Dios…
Con amor…Luz
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