14 de abril de 2011

El llanto de mi tierra



Infinitas gotas de lluvia se derraman sobre el seco y polvoriento suelo, cansado de luchar y agotado de que ya no florezca nada sobre el, cada gota penetra enfriando la superficie y con el hastío del tiempo ya no quiere humedecerse porque sabe que al hacerlo se haría débil y  no dudaría en desmoronarse.

Prefiere mantenerse árido porque  le otorga una cómoda dureza donde se hace impenetrable, siente temor ante una simple gota de lluvia porque sabe que esta con su suavidad se introduce y se deshace en su interior, trayendo a su memoria viejos recuerdos de la calidez y humedad de vida  de tiempos lejanos pero aun latentes en su interior.

Tengo temor al lodo que se puede formar en el centro de mi alma por simples gotas derramadas o sin derramar de caminantes errantes que disfrutan del duro andar, se acerca el duro invierno que me somete a una profunda desolación lo que un día fue árido  y seco se convierte en frío y desolado.

Los que he amado han despreciado mi amor y se han olvidado de mi, mi piel se ha llenado de veneno, siento un profundo escalofrío en mis entrañas y solo puedo temblar conteniendo la furia que produce la larga tristeza de dar frutos aún en la profunda soledad de mis entrañas.
¿Dónde están mis hijos? Mis entrañas aún tienen deseos de darle calor.

Quiero vivir al lado de mis hijos y seguir compartiendo mi amor, quiero estar siempre siendo fértil y proporcionándoles mi sostén y mi antigua sabiduría, no me dejes morir en el dolor del olvido, escucha mi llamado y siembra la semilla del amor para que pueda cobijarlo en mi vientre sediento de ti.

Con amor…Luz


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Impresionante. La tierra realmente nos habla, porque nuestro planeta esta vivo y sufre como cualquier ser que herido.

Luz Rodríguez dijo...

Efectivamente, y lo más importante de ello es ver que podemos hacer nosotros para cambiar esa situación!!

Con amor...Luz