Existen
lugares que parecen llenos de magias, sin embargo la verdadera magia se la
otorgan nuestras asociaciones a estados de ánimos o personas. Realizamos
composiciones de emociones y se los adherimos a un lugar, más se nos escapa de
las manos “el momento” ese instante donde se hace latente la verdadera mágica
presencia divina que nos otorga un cuadro perfecto.
Siempre
me ha llamado la atención el por qué de la fascinación por las fotografías y es
obviamente para intentar guardar una imagen de un momento con la ilusión de
volver a experimentarlo. Al ver la fotografía nos llenamos de nostalgia al no
poder vivir con la misma intensidad el momento del cual se ha guardado la
imagen o bien nos llena de tristeza al saber que perdimos ese instante.
Curiosamente
la mayoría de los seres humanos buscamos alternativas para vivir mucho más pero
somos incapaces de imitar a los niños que viven el presente con intensidad y
sin temor. Cuando nos vamos haciendo adulto vivimos el presente con temor a que
perderemos lo que tenemos y por ello se manipula para intentar retenerlo,
generando interrupción en el libre fluir de la vida. Siempre cuando me trato de
evadir trayendo a mi memoria un recuerdo de experiencias vividas, me pregunto
¿qué hay en mi presente ahora que me lleva a querer evadirme de el? ¿Qué
experiencia estoy evitando en este momento que me hace querer comparar momentos
pasados con el presente?
Cuando
nuestro corazón parece desbordarse y partirse en mil pedazos ante una “aparente
perdida”, no estamos más que impidiendo que la vida siga, impedimos seguir
viviendo con la irreal percepción de dolor y sufrimiento, entonces ocurre que
empezamos a dirigir nuestros pasos a la irremediable muerte. Al sumergirnos en
la ilusión de este mundo con una visión amplia de eternidad, logramos romper
los arraigos, los apegos y vivir intensamente cada experiencia estando
presentes con todos nuestros sentidos en cualquier circunstancia.
No
quiere decir que un momento determinado no se puedan experimentar fuertes
emociones por experiencias vividas, se trata más bien de no quedarnos allí y de
que cada momento sea vivido luego sin “culpas” por no haber sabido aprovechar
nuestro principal encarcelador “el tiempo”. El poder cerrar nuestros ojos y más
que buscar las imágenes que quedan guardada en nuestra memoria, busquemos las
sensaciones de nuestro ser en este momento, experimentarla y buscar las
verdaderas razones de su aparición es desde mi punto de vista ir poco a poco
haciéndonos dueños de los retazos de momentos que quedan guardado en nuestro
interior.
La
eternidad es nuestro camino seguro, sin embargo para experimentarla a plenitud
es necesario apreciar primero este pequeño instante que existe en el ahora.
Con
amor…Luz
2 comentarios:
Ese instante mágico de ser y estar en el presente te lleva a la sensación más grande que puedes experimentar: el amor absoluto por todo lo que existe y el gozo!!
Así es Antonio, cuando se lograr estar presente en el ahora se logra experimentar la eternidad en un instante.
Con amor...Luz
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