17 de abril de 2011

La voluntad de Dios


"Padre, que no se haga mi voluntad, sino la tuya…" (Marco 14:36)

Estoy de acuerdo con ser perseverante en nuestros sueños mas en oportunidades se lucha insensatamente contra corriente, en ocasiones sin pensar en un bien más alto, puede que por simple orgullo, obstinación o lo que es más común para sufrir creyendo que la vida es difícil y complicada.

Eso que llaman personalidad no es más que la mascara que nos colocamos ante el mundo para justificarnos y el creer ser un “luchador”  no es mas que seguir en el mundo de ensueños, la verdadera lucha es tener la confianza y la fe en desechar esa mascara que hemos colocado entre nuestro ser y eso que en apariencia somos. Cuando existe en nuestra vida un anhelo que nos trae tristeza y dolor es momento de reflexionar si realmente estamos siendo coherentes con nuestros verdaderos deseos o buscar las verdaderas razones por las cuales insistimos, en oportunidades solo observar la situación con atención es suficiente para colocar luz sobre ella y permitir sui libre fluir.

Si bien es cierto el fortalecer nuestra voluntad es importante porque implica disciplinar nuestros pensamientos y dirigirlos según nuestros ideales más altos, mas cuando se logra confiar en Dios y se acude a él en constante oración y meditación, es más sencillo dejar que su suave mano nos muestre el camino. Algo que me gusta creer es que yo hago el 10% y lo demás lo dejo en sus manos. Él en su infinita compasión quiere abrir las ventanas del cielo para mi y obviamente me otorga no lo que en apariencia deseo sino aquello que es lo apropiado para mi en el momento y las circunstancias perfectas para mi. Una vez mas coloco el ejemplo de un padre con su hijo, un niño puede desear con todas sus fuerzas una barra de chocolate pero un padre amoroso no alimenta a su hijo solo de este alimento porque terminaría enfermando, en consecuencia se lo otorga en las dosis apropiadas y en los mejores momentos, de lo contrario no amaría al niño.

El estar conectado con la vida implica el fluir con ella, confiando plenamente en que ella misma traerá lo mejor para nosotros, que nutriremos nuestro corazón con cada experiencia que nos proporcionamos para nuestro desarrollo. El realizar los actos basados en el orgullo y los deseos de ganar trae como consecuencia hacer de nuestra vida un infierno y dejamos a nuestro paso desolación y tristeza, porque se suele llevar por delante relaciones de todo tipo y lo que es peor se dejan olvidados aquellos valores que vibran en la energía de Dios, abandonando el paraíso junto a nuestro Ser para guiarnos por el ídolo de nuestros deseos mortales.

El vivir una vida guiada por los sueños armónicos con Dios se logra cuando nos rendimos en sus manos cuando abandonamos nuestros anhelos egoístas y damos pasos firmes en el  equilibrio compasivo del  universo, no quiero decir con ello que hay que dejar de perseverar o trabajar por el contrario  es hacer pero en conexión directa con nuestra divinidad.

Con amor…Luz

2 comentarios:

Anónimo dijo...

gracias por compartir, estas reflexiones, llegaron ami en plena obscuridad, y me estan dando luz, lo k me pasa a veces k no se, distiguir que es lo k Dios quiere para mi , no lo se escuchar, pme pogo en sus manos y no se cual es su voluntad, no la veo

Luz Rodríguez dijo...

Gracias a ti por leerlas, efectivamente Dios obra de muchas maneras, él quiere que seas feliz, contempla todo lo que hay a tu alrededor, presta atención y te aseguro que observarás sus señales de amor para contigo.

Establece un contacto profundo con tu esencia con lo que eres y te aseguro que sentirás su calidez.

Con amor...Luz