30 de agosto de 2010

Los Juicios


“Mi hermano no es el autor de mi realidad. Dios lo es. Yo soy tal como Dios me creó” (UCDM)

El hacer juicios de las personas nos lleva a sentirnos superiores…”orgullosos” de lo que somos… perpetuamos las diferencias y con ella la ilusión de separación… no reconociendo lo que es en realidad la otra persona… sólo una extensión de mi mismo y una célula de Dios…


Al buscar características del otro que nos indiquen que algo está mal con él, vemos lo que queremos ver... posiblemente desde nuestras heridas y falsas percepciones, cuando decidimos hacer un juicio estamos creando una percepción, que nubla nuestra visión de la inocencia de los otros y de nosotros mismos.

Es tan importante el no realizar ningún tipo de juicios como el no creernos victimas de ellos, lo importante es mantenernos haciendo la voluntad de Dios que nos aleja de todo conflicto y todo pensamiento amenazador… al final establecer muy claro en nuestra vida como un estandarte el lema de “que nada real puede ser amenazado”… si percibo la amenaza es que estoy enfocado en algo que no soy… porque mi voluntad y la de Dios se funden en una sola… porque fui creado a su imagen y semejanza…

Es muy hermoso cuando nos sentimos tentados a realizar algún juicio, recordar que somos creación de Dios y que la otra persona también lo es y Dios es perfecto… ¿como entonces puede crear algo imperfecto? ¿Cómo puede crear algo culpable? ¿Cómo puede crear algo malvado?... reconociendo nuestra perfección lograremos reconocer la del otro y nuestro deseo de percibirlo pecador desaparecerá… una de las lecciones más hermosas de mi vida y que más me ha costado aceptar… es que todo lo que sucede es perfecto… que cada persona está con quien tiene que estar… que cada circunstancia son nuestras propias creaciones mentales… esto me genera paz y una profunda libertad…

En la medida que sabemos quienes somos…que nos adentramos en nosotros y nuestra propia divinidad en esa misma medida encontramos paz…el fluir con cada experiencia que nos trae la vida, sin apegos o resentimientos, nos lleva a nuestro propio cielo acá en la tierra…el ver cada situación como un verdadero milagro, porque nos vamos redimensionando con los vaivenes…aceptando amorosamente, nuestra serenidad, nuestra paz… reconociendo todo ello como nuestra naturaleza…

Cuando por momentos me siento tentada a sentirme agredida, decido colocar luz en la situación y sobre todo colocar amor… procuro ver las verdaderas razones que motivan a las personas y verlos como ángeles en la tierra probando cuán internalizado tengo mis principios y cuanto soy capaz de mantenerme en mi centro ejerciendo mi divinidad… para desde allí ver a toda ser humano como un Dios creador… unido conmigo en amor para compartir hermosos aprendizajes donde ambos nos expandimos cada día para desarrollar todo nuestro potencial… mi reconocimiento a cada persona que se presenta en mi camino para enseñarme el camino de perfeccionarme en el arte de amar…

Con amor…Luz

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Es de sabios no juzgar de antemano, sin comprender las circunstancias la mayoría de los juicios son casi siempre erróneos.

¿Y si alguien juzga a su hermano lo hace desde el amor? ¿o tiene otros intereses en mente?

Quizás con la vara de medir que uno tenga luego será medido también.

Y hay que tener un gran corazón para perdonar a aquellos que nos hacen sentir agredidos, para dejarlos ir en paz, y con eso esa paz nos vuelve a nosotros también.

Newbe

Anónimo dijo...

Excelente discurso para autoperpetuar los mecanismos de negacion ;)

Antonio dijo...

Es bello no hacer juicios y simplemente aceptar a las personas tal y como son, sin importar las circunstancias... el no hacer juicios refleja la autoaceptación y el amor propio.