Reflexionando en la caída de Adán y Eva, eso que llaman la expulsión del Jardín del Edén… el darnos cuenta que arrastramos con esta vieja culpa a nuestras espaldas, el ver como entramos en ese gran inconsciente colectivo predispuestos a sufrir, pagando por algo que cometieron nuestros ancestros más antiguos.
Sobre los hombros de las mujeres el papel de “tentadoras”, “pecadoras”… está muy arraigado en la sociedad y lo que parece más crudo es que somos nosotras mismas las que perpetuamos ese papel… lo que realmente perdimos al salir del jardín de Edén es nuestra consciencia de Dioses… entramos en una especie de sueño o pesadilla y empezamos a creer que este mundo que observamos es real.
La razón para vivenciar la “separación” es que si todo se experimenta como unificado, entonces nada puede experimentarse como unificado, porque la “unidad” no existe como experiencia directa. No es algo que pueda conocerse. Puede existir como un concepto, pero es un concepto que no pueden experimentar. Sólo puede ser una idea, nunca su “realidad experimentada”.
En pocas palabras, no podemos conocernos a nosotros mismos como quienes realmente somos. En consecuencia creamos nuestra experiencia de lo que no somos, debido a que no podemos crear esa experiencia en la realidad absoluta entonces lo hacemos desde la ilusión, desde el espejismo de creernos simples mortales y así por la experiencia en este mundo experimentamos nuestra esencia… esa que es un todo.
Una de las experiencias más gratificantes que existen deriva de hacerse adulto, gozar de su libertad y desde mi punto de vista es lo que lograron nuestros primeros padres… aun a costa de su inocencia que es lo que estamos llamados a recobrar.
Es importante tener conciencia de nuestra libertad, pero también de la inocencia de nuestra divinidad… ahora tenemos el potencial de obrar según nuestros deseos e ir alineando estos a una fuerza mayor, esa que todo lo une y de la cual somos parte…la voluntad de Dios… para al final descubrir que la voluntad de de Dios es la mía, porque somos UNO.
El poder vivenciar nuestras capacidades creadoras en esta existencia, es diferente a saber porque nos lo han dicho… cuando nosotros nos atrevemos a aceptar nuestros actos creativos.
La verdadera falta si es que la hay deriva de nuestra creencia de “separación” por desobedecer… para mi es un acto hermoso el que realizaron Adán y Eva… son nuestro arquetipos de libertadores, si confío en Dios y lo creo Todopoderoso, ¿cómo creer que un acto tan sencillo como este se le puede ir de las manos? Para mi ocurrió lo que tenia que ocurrir para descubrir nuestra propia divinidad.
Hay que reconciliarse con nuestro estado natural de inocencia rompiendo las cadenas que nos atan a esta tierra de aparente sufrimiento, a partir de la caída se le dio prioridad al hemisferio izquierdo para interpretar la realidad, el problema más grave en el proceso de la caída que no es más que un descenso de un nivel de conciencia superior a uno inferior, es que en él perdimos el elemento femenino y esa comunicación con la madre tierra quedó frenada, por ende también con nuestro hemisferio derecho… nuestra intuición y nuestra parte sensible de conexión con planos superiores.
Despertemos de la ilusión de la separación, recordemos nuestra capacidad para co crear con y en Dios…
Con amor...Luz
Con amor...Luz
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