El
bien y el mal no son más que condiciones, cuando se habla de “mal” es
simplemente que una fuerza no se encuentra en su lugar, es decir que está fuera
de equilibrio. La gran debilidad del
cristianismo consiste en que ignora este ritmo natural, oponiendo a Dios y el
Diablo. Como polos totalmente opuestos, cuando realmente no es más que la
energía dual y polar que domina a todo el universo. ¿Acaso en un imán se dice
que un lado es “malo y otro bueno” o los polos de la tierra uno es mejor que
otro?
Desde
mi punto de vista el mayor causante de
agresión que existe es la culpa, porque cuando no he madurado del todo
emocionalmente se produce una gran frustración el saberme “pecador o malo” y en
consecuencia al no saber lidiar con la culpa me vuelvo hacia el otro sacando la
ira que siento conmigo mismo. Aunque también es cierto que el cáncer no es más
que una gran agresión silente hacia nosotros mismos y es una de las principales
causas de muerte en la sociedad. De cualquier manera es necesario que se le
deje de dar protagonismo a un “demonio caído” que no es más que la separación
de nuestra naturaleza celestial.
Al
considerarnos la raza superior sobre todos los seres vivos del planeta, nos
apropiamos de la creencia que nuestra mente es la más elevada y una manera de
supuestamente “mantener el orden” es a través del miedo. Si bien es cierto que
esto ha funcionado a lo largo de la historia, pero observemos nuestra sociedad ¿es
esto lo que realmente deseamos? ¿Es realmente una raza superior aquella que
consume todo lo que encuentra a su paso, aquella que permite que otros mueran
de hambre, que va por el poder cueste lo que cueste?
Más
que hacer un juicio a como vivimos hoy día considerándolo de “bueno o malo”, es
ir tomando consciencia del tipo de humanidad en la que merecen vivir “seres
superiores”, donde exista una consciencia social y para mi es posible, porque
cuando ocurre una tragedia a todos nos toca el corazón. El hombre es por
naturaleza un ser bondadoso y humanitario, pero lamentablemente nos hemos metido
en una jaula de poder, en la cual se pierde la consciencia de lo realmente
importante para nosotros y es ir a favor de nuestra esencia y no en contra.
Nuestra
esencia pertenece a un orden superior del que estamos viviendo actualmente, es
importante aprender a equilibrar esas fuerzas que habitan en el planeta desde
nuestro interior, tomando consciencia que ambas partes luchan por equilibrarse,
ambas son importantes. Físicamente se sabe que “un cuerpo en equilibrio estático, si no se le
perturba, no sufre aceleración de traslación o de rotación, porque la suma de
todas las fuerzas o la suma de todos los momentos que actúan sobre él son cero”,
en consecuencia para que cada uno de los seres humanos alcance todo el
potencial ilimitado que existe dentro de cada uno de ellos es necesario que se
exponga a una “fuerza que perturbe” y que los ponga en movimiento para su
desarrollo.
Es
importante aprender a tomar todas las fuerzas externas que ejercen presión en
nuestro cuerpo y equilibrarlas con las que provienen de nuestro interior, sin
hacer juicio alguno. Simplemente confiando en la naturaleza y su equilibrio homeostático,
aunque exista la tendencia a conservar el equilibrio logrado y a romperlo en
busca de un nuevo nivel de organización, constituyen las dos fuerzas sobre las
que se basa el dinamismo de la Evolución. Todo equilibrio logrado en un sistema
abierto, tiende a romperse, y esta ruptura impulsa la búsqueda de un nuevo
equilibrio dinámico, pero ahora en otro nivel de integración y organización de
la materia. Un nivel que pueda responder mejor a la necesaria flexibilidad
adaptativa de un sistema abierto.
Y
hablo de sistema abierto porque nosotros somos un sistema que se reescribe cada
día, gozamos del tan llamado “libre albedrío”
y que el día que se deje de luchar contra el mal a favor del bien, todo
volverá a su equilibrio natural. Confiemos en nuestra naturaleza y dejemos que
se adueñe de nuestra existencia.
Con
amor…Luz
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