Los pensamientos como tal poseen substancia. La mente lo concibe y viajan a través del tiempo y el espacio, afectando a todo lo que toca; de alguna manera son los bloques con los que construimos nuestra experiencia…sé que el mundo que vemos no es más que lo creado por nuestros pensamientos. Pensamos en algo, asociamos un sentimiento y eso atrae un cierto acontecimiento a nuestra vida… en mi cada día para comprender mis experiencias sólo reviso los pensamientos que la originaron y es mucho lo que puedo hacer para aceptarlas e intervenir en ella con la mayor sabiduría posible.
Todo lo que vemos es el resultado de nuestros pensamientos…recuerdo la frases de Juan Salvador Gaviota “Tu cuerpo es la manifestación visible de tus pensamientos”, nuestras circunstancias son siempre el resultado de una idea de los pensamientos que la preceden.
Los pensamientos poseen una substancia que cambia y emana constante y dinámicamente de nosotros, crean a nuestro alrededor una atmósfera sutil, un poco como un campo de fuerzas y aunque no son visibles para nuestro ojo, sutilmente siempre somos consciente en el plano mental.
La realidad de los pensamientos y el poder que encierran para crear y cambiar el mundo que nos rodea, nos lleva a una conclusión importante: tenemos la capacidad de bendecir y curar. Estos no son poderes místicos reservados a unos pocos elegidos. Dios ha otorgado ese derecho y responsabilidad a todos los seres humanos, y tan pronto como admitamos ser los instrumentos de un Dios para manifestar su Amor curativo, podremos llevar a cabo los cambios que siempre hemos querido realizar en nuestra vida y en el mundo, pero que nunca nos atrevimos porque nos sentíamos incapaces de ello.
Debemos respetar a la substancialidad de nuestros pensamientos, porque ellos nos crean o nos destruyen…Nuestra vida no surge de la nada, sino que nosotros ponemos en movimiento los eventos y las circunstancias que nos rodean.
Recuerda todo cambio de circunstancia se debe a un cambio en nuestra forma de pensar, ya no nos podemos dar el lujo de tener pensamientos “intranscendentes” porque estos no existen…todo pensamiento es una semilla y lo que plantamos en nuestro jardín mental, siempre crece.
Con amor…Luz.
Todo lo que vemos es el resultado de nuestros pensamientos…recuerdo la frases de Juan Salvador Gaviota “Tu cuerpo es la manifestación visible de tus pensamientos”, nuestras circunstancias son siempre el resultado de una idea de los pensamientos que la preceden.
Los pensamientos poseen una substancia que cambia y emana constante y dinámicamente de nosotros, crean a nuestro alrededor una atmósfera sutil, un poco como un campo de fuerzas y aunque no son visibles para nuestro ojo, sutilmente siempre somos consciente en el plano mental.
La realidad de los pensamientos y el poder que encierran para crear y cambiar el mundo que nos rodea, nos lleva a una conclusión importante: tenemos la capacidad de bendecir y curar. Estos no son poderes místicos reservados a unos pocos elegidos. Dios ha otorgado ese derecho y responsabilidad a todos los seres humanos, y tan pronto como admitamos ser los instrumentos de un Dios para manifestar su Amor curativo, podremos llevar a cabo los cambios que siempre hemos querido realizar en nuestra vida y en el mundo, pero que nunca nos atrevimos porque nos sentíamos incapaces de ello.
Debemos respetar a la substancialidad de nuestros pensamientos, porque ellos nos crean o nos destruyen…Nuestra vida no surge de la nada, sino que nosotros ponemos en movimiento los eventos y las circunstancias que nos rodean.
Recuerda todo cambio de circunstancia se debe a un cambio en nuestra forma de pensar, ya no nos podemos dar el lujo de tener pensamientos “intranscendentes” porque estos no existen…todo pensamiento es una semilla y lo que plantamos en nuestro jardín mental, siempre crece.
Con amor…Luz.
2 comentarios:
Con no juzgar, ya estás curando.
J.
Claro tienes mucha razón...en la medida que vamos depurando nuestros pensamientos ya no hay deseos de juzgar, ni de juzgarnos porque vamos colocando nuestros pensamientos al servicio de Dios y obvio al hacerlo solo queda el amor. Gracias J.
Con amor...Luz.
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