4 de agosto de 2009

EL PADRE NUESTRO


En muchas oportunidades me he cuestionado acerca de orar o rezar (entendiendo como lo primero hablar con Dios con mis propias palabras y lo segundo como repetir frases dadas por otros) y reconozco que muchas veces fui detractora de el “rezar” hoy día he investigado sobre el tema con mayor profundidad.

Nosotros estamos formados por diferentes vehículos: un cuerpo vital, un cuerpo mental y un cuerpo de deseos… es lo que constituye el alma triple del hombre…y tenemos que espiritualizar estos vehículos y la extracción de la triple alma de ellos.

Es importante conocer como se desarrolla cada uno de estos vehículos, el principio fundamental para la construcción del cuerpo vital es la repetición. Las experiencias repetidas obran sobre él y crean la memoria. Los Guías de la humanidad, que de alguna manera siempre nos han prestado su ayuda incondicional nos han indicado la oración como medio de producir pensamientos dulces y puros para que trabajemos en el cuerpo vital, y nos recomendaron que "oráramos sin cesar". Cuando descubrí esto entiendo que no es solamente la oración con nuestras propias palabras de corazón sincero para con Dios, ahora también comprendo lo poderosa de la una hermosa oración que nos dejo Jesucristo para que todos la tomáramos en cuenta y que a continuación explico donde estriba su importancia.

Si bien es cierto que Dios es omnisciente y no necesita que le estemos recordando cuales son nuestras necesidades, pero de alguna manera si oramos constantemente estamos purificando nuestros cuerpos vitales, pero haciéndolo de corazón no como untito repetitivo, esperando solo ser visto por el y esperar la recompensa a ello…de alguna manera estamos muy sumergidos en este mundo material y me asombra escuchar las oraciones de algunos religiosos que solo denotan superioridad o separación en algunas oportunidades …esas oraciones no siempre purifican, debido a que surgen del cuerpo de deseos.

Cristo dio a la humanidad una oración que, como El mismo, es única y universal. En ella hay siete oraciones distintas y separadas: Una para cada uno de los siete principios del hombre: El triple cuerpo, el triple espíritu y el eslabón de la mente. Cada oración está particularmente adaptada para provocar el progreso de aquella parte del hombre a la que se refiere…se puede considerar al Padre Nuestro como una fórmula mágica para el mejoramiento de todos los vehículos del hombre.

La introducción, "Padre nuestro que estás en los cielos", es, como la dirección de un sobre.

La oración de la mente es: "Líbranos del mal". Hemos visto que la mente es el eslabón que une a la naturaleza superior e inferior…la oración por la mente es para conservarla en su debida relación como lazo de unión entre lo superior y lo inferior.

La idea de prestar el cuidado necesario al cuerpo denso está expresada en las palabras: "El pan nuestro de cada día dánosle hoy".

La oración que se refiere a las necesidades del cuerpo vital es: "Perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores".

El cuerpo vital es el asiento de la memoria…aquí esta archivado cada acto que hemos realizado en toda nuestra existencia así sea muy negativo o muy positivo… y de alguna manera el mantenernos en oración continua limpiamos y purificamos nuestros cuerpos vitales porque si lo hacemos con el alma constreñida, vamos borrando estos actos no tan dignos que podemos causar sobre otros, y disminuyendo de esta manera el paso por el purgatorio y además vamos preparando la simiente para la gran fraternidad universal, que depende muy especialmente de la victoria del cuerpo vital sobre el cuerpo del deseo…como aspirantes debemos conquistar sistemáticamente todos los arrebatos del cuerpo de deseos
y asumir su propio dominio.

La oración para el cuerpo de deseos es: "No nos dejes caer en la tentación". El deseo es el gran tentador de la humanidad. Es el gran incentivo para toda acción (sin satanizarlos por supuesto porque de alguna manera los deseos nos son útiles porque nos impulsan a actuar y experimentar); y mientras ésta cumple los propósitos del espíritu es buena; pero cuando el deseo es para algo degradante, para algo que rebaja la Naturaleza, debemos ciertamente, rogar para no caer en la tentación, el permitir que la alianza entre la mente y el cuerpo de deseos se haga con fines superiores. Esa unión queda más cimentada después por la contemplación, y ambos estados son trascendidos por la adoración, que guía al espíritu hasta el mismo Trono.

También en esta poderosa oración se observa la similitud de nuestro ser con la trinidad:

Padre Nuestro…
El espíritu humano adora a su contraparte, el Espíritu Santo (Jehová), diciendo "Santificado sea Tu Nombre".

El espíritu de vida se postra ante su contraparte, el Hijo (Cristo), diciendo: "Venga a nosotros tu reino".

El espíritu divino se arrodilla ante su contraparte, el Padre y dice: "Hágase Tu Voluntad..."

Entonces el más elevado, el espíritu divino, pide al más elevado aspecto de la Divinidad, el Padre, para su contraparte, el cuerpo denso: "El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy" (cabe destacar que esta en plural…es decir que es para todos los que nos rodea y no solo para nosotros…es deseando con sincero amor el bienestar por el otro).

El próximo inferior, el espíritu e vida, ruega a su contraparte, el Hijo, por su contraparte de la naturaleza inferior, el cuerpo vital: "Perdónanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores"(Y no perdonar a otros como condición para nosotros ser perdonados…porque al final no necesitamos ser perdonados por nadie porque estamos sujetos a la ley de causa y efecto y tenemos toda una existencia para recibir la consecuencia de cada acto…pero se que en la medida que cambiemos interiormente, también se mostrará afuera).

El aspecto inferior del espíritu, el espíritu humano, ofrece entonces su petición al aspecto inferior de la Deidad para el más elevado de los tres cuerpos, el de deseos: "No nos dejes caer en la tentación".

Por último, al unísono, los tres aspectos del triple espíritu se juntan para la más importante de las oraciones, el ruego por la mente, diciendo: "Líbranos del mal.

He experimentado que la oración la dicta mi emoción y cuando me dejo llevar por una devoción pura y totalmente desinteresada y me lleno de amor hacia otros, me eleva hasta el mismo altar de Dios y me reviste de investiduras sagradas para que pueda morar en su presencia…y allí me encuentro en absoluta paz y comunión.

En muchas oportunidades en los cuales mi mente anda muy inquieta y se quiere aliar fuertemente con mi cuerpo de deseo y las necesidades que de esta unión resultan…me repito para mis adentros cada frase de esta oración…y es asombroso la oleada de paz y de amor que siento dentro de mi.

Con amor…Luz.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡¡MAGISTRAL!! me encanta esta entrada, nunca te olvides el camino que te has trazado por andar pensando en necesidades temporales.

Ya queda poco tiempo y lo importante es que te prepares interiormente, no dejes que tu mente se distraiga con necesidades que no son reales y que solo te distraen de tu proposito.

Te quiero Isma