Cada mañana al despertar, mi mente se ilumina de un tono dorado en donde cada brisa, cada movimiento es un melódico sonido que sube hacia lo más bello del firmamento para vibrar en fusionada consonancia.
Para quien pueda comenzar a leer esto, seguro me dirá ¡Qué locura más grande estás diciendo! Y sabes cual sería mi respuesta ¡SÏ! ¡Divina locura! Que me hace sentir que vivo cada día, que me arrulla con su manto para hacerme concebir indolente ante el miedo y el dolor festejando en un solo respiro las sensaciones que invaden mis sentidos, revistiendo de armonía, amor y tranquilidad cada suceso venidero.
Cada amanecer es una melodía diferente porque así lo escogemos. Somos compositores de cada instante de Ser y Estar. Cada acorde que escojas es un tono que repercutirá en la magnificencia del cosmos como una gran vibración, uniéndose aquellas notas que danzan igual que las tuyas para dar forma a una acción, ya sea esta individual o genérica. Comprometiéndose así el universo a realizar concretamente los hechos como cual músico abstrae y ordena para llevar a nuestros oídos las notas de un pentagrama.
Es decir, si tu música interna está en la sintonía del amor. Pues resonará rítmicamente con otras tonalidades que se encuentren a tu mismo sentir, expandiéndose por todo lo que somos, por todo lo que hay, por todo lo que nos une, cumpliéndose así la gran ley de compenetración cósmica Melodía que si gusta será escuchada y traspasada de lugar en lugar sin existencia de limites, por tiempos algunos predecibles, otros por la eternidad manifestados.
Por ello, te invito afinar los vientos para que el aire te susurre, a marcar los pasos para que la tierra conozca donde haz decidido caminar, a organizar las cuerdas para que de ellas vibre el agua en su sentir y dance el fuego en su abrazo.
¡Ven, únete al más grande de los coros! El coro de la sinfónica macrocósmica del amor.
K. A. CAZENOUVE.
Para quien pueda comenzar a leer esto, seguro me dirá ¡Qué locura más grande estás diciendo! Y sabes cual sería mi respuesta ¡SÏ! ¡Divina locura! Que me hace sentir que vivo cada día, que me arrulla con su manto para hacerme concebir indolente ante el miedo y el dolor festejando en un solo respiro las sensaciones que invaden mis sentidos, revistiendo de armonía, amor y tranquilidad cada suceso venidero.
Cada amanecer es una melodía diferente porque así lo escogemos. Somos compositores de cada instante de Ser y Estar. Cada acorde que escojas es un tono que repercutirá en la magnificencia del cosmos como una gran vibración, uniéndose aquellas notas que danzan igual que las tuyas para dar forma a una acción, ya sea esta individual o genérica. Comprometiéndose así el universo a realizar concretamente los hechos como cual músico abstrae y ordena para llevar a nuestros oídos las notas de un pentagrama.
Es decir, si tu música interna está en la sintonía del amor. Pues resonará rítmicamente con otras tonalidades que se encuentren a tu mismo sentir, expandiéndose por todo lo que somos, por todo lo que hay, por todo lo que nos une, cumpliéndose así la gran ley de compenetración cósmica Melodía que si gusta será escuchada y traspasada de lugar en lugar sin existencia de limites, por tiempos algunos predecibles, otros por la eternidad manifestados.
Por ello, te invito afinar los vientos para que el aire te susurre, a marcar los pasos para que la tierra conozca donde haz decidido caminar, a organizar las cuerdas para que de ellas vibre el agua en su sentir y dance el fuego en su abrazo.
¡Ven, únete al más grande de los coros! El coro de la sinfónica macrocósmica del amor.
K. A. CAZENOUVE.
3 comentarios:
Muy lindo amiga bella, si cada día trae su propia emoción, su propia belleza... y loa mas importante que el día de hoy es el presente y es el único tiempo real... el aquí y ahora y de nosotros depende el escuchar nuestra música interna y danzar con ella.
Con amor...Luz.
copiona del comentaro anterior jiji
¡¡Poeticamente hermoso!!!
Alejandra
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