(Si estás leyendo esto AHORA es porque aquí hay algo para ti)
Las relaciones son un mundo multicolor, donde todas las facetas de uno mismo salen a la luz, reflejadas en un continuo juego de pensamientos y emociones.
Allí aprendemos mucho sobre nosotros mismos, pues debido a esta interacción nos volvemos más conscientes, o dicho en otras palabras, maduramos espiritualmente.
Y lo que nos hace madurar espiritualmente es lo que en el transcurso de las mismas se ha ido forjando en nuestro interior.
Ellas han servido para que nos acerquemos o alejemos más de nosotros mismos, y paradójicamente, cuánto más cerca estás de ti mismo más cerca estás de los demás.
Esto es así porque terminas aprendiendo a dejar caer un montón de inútiles barreras (creencias) que crees están allí para protegerte de algo, y lo que hacen es crear una separación ficticia externamente pero que se siente real internamente. ¿Cuál es la clave del juego? Quizás lo más difícil de aprender. El desapego.
El o ella no están allí para satisfacer tu ego. Están allí para que tengas oportunidad de expresar quién eliges SER. Ese es SU GRAN REGALO y esa es la GRAN OPORTUNIDAD que te ofrecen. Es por eso que son tan valiosas. Cuando dejas que todos sean (¿existe acaso otra opción?) cómo elijan ser, estás concediéndote el mayor regalo que puedas darte y a su vez te conviertes en un regalo para todos los demás. Pues ahí no existe ego, y comienza su desintegración tanto en ti cómo en el otro, pues este (el ego) ya no tiene nada con que alimentarse.
Sin embargo no profundizaré en el ego (del que ya se ha hablado tanto) en este artículo, sino en las relaciones. Personalmente me siento agradecido por todas las relaciones que he tenido, no las voy a dividir en buenas o malas, sencillamente bendigo el que me han enseñado a conocerme mejor a mi mismo y a ser mejor persona.
La parte más maravillosa de las relaciones ocurre cuando se permite que fluya lo que hay dentro de cada uno, entonces la energía del amor lo inunda TODO. Hay alegría, hay dicha, sin tan siquiera necesidad de hablar. Entonces uno se ha conectado con el otro a otro nivel, no uno mental, sino desde el SER, desde su verdadera esencia.
Las relaciones, al igual que las estaciones del año, nunca puedes tratar de agarrarlas porque ellas están contigo en continuo movimiento. Vienen y van. ¿Qué pasaría si intentas "agarrar" una estación? Qué esta no podría renovarse, empezaría a perder su frescor, aquello que la hace VIVA. ¿Qué es lo que hace VIVA a una relación? Cuánto permite compartirse una persona a si misma respecto a las demás, y este compartir consiste en permitir que fluya lo que hay en su corazón. Así de sencillo. Si la otra persona se cierra a todo o parte de este amor que fluye de ti, por tan sólo ser, esa es su elección.
Pero ten en cuenta, amigo lector, que cuando la otra persona se de cuenta de que no hay nada de lo que tenga que protegerse respecto a ti, que no le juzgas por lo que piense, diga o haga corresponda a su pasado, presente o expresiones futuras, sino que lo contemplas desde un espacio totalmente puro donde sólo existe el amor, quizás una nueva comprensión alumbre dentro de él, y al reconocerla llorará, porque en ti se ha reconocido a él mismo.
(Amigo esta historia que escribistes va perfecta, con el artículo...por eso la incluyo)
La mariposa y el viento.
El viento visitaba siempre un viejo bosque porque había allí una mariposa cuyos vuelos y piruetas se deleitaba en observar.
Sin embargo algo le preocupaba, pues ella a veces pasaba cerca de nidos de pájaros, de lagunas de ranas y a su manera de ver otros peligros.
Meditando sobre esto un día tuvo una idea.
-¿Por qué no le envío viento en tal o cual dirección para ayudarle a evitar todos esos peligros?
El viento estaba feliz porque creía haber dado con la solución.
Entonces cada día que iba por allí eso mismo hacia.
La mariposa se dio cuenta de que había sitios donde no podía ir, pues un fuerte viento se levantaba de pronto, impidiéndole pasar, y esto se repetia un día tras otro.
Cada vez más orgulloso por su enorme generosidad el viento empezó a aumentar el número de sitios por los que que la mariposa no podía pasar. ¡Había demasiados peligros!
Así que cada vez se pasaba más tiempo controlando lo que hacia la mariposa, que disfrutando de su vuelo.
Y empezó a descubrir que le frustraba cada vez más que la mariposa no fuera por donde el esperaba.
No sólo eso, sino que también descubrió que disfrutaba cada vez menos de su función de ser viento.
La mariposa estaba cansada de todo eso. Así que un día sencillamente el viento fue y ya no la encontró.
El viento lloró amargamente, y cuando se volvía a su retiro iba culpando a la mariposa por no haberse dado cuenta de la enorme generosidad que había tenido con ella.
Sin embargo volvía todos los días con la esperanza de volverla a encontrar.
Un día sin embargo un búho sabio que se había aposentado en aquel bosque, curioso por la desazón del viento le preguntó:
-Querido amigo, ¿qué es lo que te hace sentir tan triste?
El viento le contó su historia y el búho sabio asintió comprendiendo.
-Querido amigo, ¿no ves que la perfección estaba en ser cada uno quién es?
-Deseo comprender amigo búho, ¿me puedes explicar eso?
-¿Qué es lo que te hace feliz? -preguntó el búho.
-Volar libremente.
Justo al decir esto el viento por fin comprendió.
El viento visitaba siempre un viejo bosque porque había allí una mariposa cuyos vuelos y piruetas se deleitaba en observar.
Sin embargo algo le preocupaba, pues ella a veces pasaba cerca de nidos de pájaros, de lagunas de ranas y a su manera de ver otros peligros.
Meditando sobre esto un día tuvo una idea.
-¿Por qué no le envío viento en tal o cual dirección para ayudarle a evitar todos esos peligros?
El viento estaba feliz porque creía haber dado con la solución.
Entonces cada día que iba por allí eso mismo hacia.
La mariposa se dio cuenta de que había sitios donde no podía ir, pues un fuerte viento se levantaba de pronto, impidiéndole pasar, y esto se repetia un día tras otro.
Cada vez más orgulloso por su enorme generosidad el viento empezó a aumentar el número de sitios por los que que la mariposa no podía pasar. ¡Había demasiados peligros!
Así que cada vez se pasaba más tiempo controlando lo que hacia la mariposa, que disfrutando de su vuelo.
Y empezó a descubrir que le frustraba cada vez más que la mariposa no fuera por donde el esperaba.
No sólo eso, sino que también descubrió que disfrutaba cada vez menos de su función de ser viento.
La mariposa estaba cansada de todo eso. Así que un día sencillamente el viento fue y ya no la encontró.
El viento lloró amargamente, y cuando se volvía a su retiro iba culpando a la mariposa por no haberse dado cuenta de la enorme generosidad que había tenido con ella.
Sin embargo volvía todos los días con la esperanza de volverla a encontrar.
Un día sin embargo un búho sabio que se había aposentado en aquel bosque, curioso por la desazón del viento le preguntó:
-Querido amigo, ¿qué es lo que te hace sentir tan triste?
El viento le contó su historia y el búho sabio asintió comprendiendo.
-Querido amigo, ¿no ves que la perfección estaba en ser cada uno quién es?
-Deseo comprender amigo búho, ¿me puedes explicar eso?
-¿Qué es lo que te hace feliz? -preguntó el búho.
-Volar libremente.
Justo al decir esto el viento por fin comprendió.
Námaste.
(by newbe)
4 comentarios:
Amigo...luego de 3 meses es que leo por fin tu mail... precioso mensaje y tienes mucha razón.
Me encanta lo que dices de que cuando estamos más cerca de nosotros mismos estamos más cerca de los demás... si, es muy cierto lo he experimentado en muchas oportunidades y sé que en esos momentos me siento en paz.
Siempre digo que la mayor causa de sufrimiento de las relaciones es el apego... es el no dejar el simple fluir...al final para que aferrarnos a algo si todo es perecedero...
Agregue el relato de la mariposa y el viento que tambiés escribistes, porque me parecio que complementaba el artículo.
Infinitas gracias por siempre transmitirme tu sabiduria...siempre cuentas con mi amor fraternal por siempre...
Con amor...Luz.
No hay nada más que deteriore una relación que el apego y los deseos de posecion, el control , el amar como niños; el ser humano actual está muy alejado de lo que es el amor verdadero, ese que permite que cada quien exprese lo que es, sin juicios, sin intentar cambiar, solo aceptando porque amamos.
Cuando aprendamos ese tipo de amor estaremos tocando las puertas del cielo, ese que te hace suspirar y embellece a todo lo que ves, porque el amor transforma solo tu percepción.
Muy buen artículo y excelente relato el de la mariposa, me haces ver Newbe que hay otros locos como yo y como Luz, que estamos en este camino y que preferimos jugar en solitario antes de aceptar algo diferente a lo que entendemos que es el amor.
Aplausos Newbe, un cordial abrazo Isma
Lo mejor de todo Isma es que al final... vamos entendiendo que nunca jugamos en solitario.
Con amor...Luz
Asi es Luz y lo mejor es que cada día nos damos cuenta que hay muchos en este camino.
Isma
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